Como estoy buscando trabajo en comunicación o prensa, como redactora o cronista y aprovecho que estuve en el recital que dio gratis Plácido Domingo en el Obelisco Porteño para dejarles aquí una breve reseña de mi autoría, para que cualquier interesado me contacte... y mis amigos virtuales hagan correr la voz:
Llegué lo suficiente temprano como para tener tiempo de recorrer la Avenida 9 de Julio hasta encontrar una buena ubicación.
El escenario se montó con el Obelisco de fondo y de frente hacia el lado norte, es decir hacia Libertador. Se colocaron 20.000 sillas de plástico blancas divididas en dos enormes sectores que ocupaban todo el largo de una cuadra. Un primer sector desde el escenario hasta Tucumán y otro desde ahí hasta Córdoba. En medio de ambos sectores, la circulación peatonal era libre y los que íbamos a verlo de parados podíamos quedarnos a mirarlo desde ahí.
Para permitir que todos pudieran ver lo que pasaba en el escenario a pesar de las 3 cuadras de distancia que ocupaba la multitud, hubo por lo menos 5 pantallas gigantes, además de las dos pantallas a los costados del escenario y otra más como telón de fondo del mismo.
Decidí pararme en el medio, a la izquierda de la pantalla que estaba colocada sobre Tucumán, de frente al escenario y apenas a un metro de la valla que me separaba de los sentados. Tuve una vista sin obstáculos, facilitada por esa situación.
Lamentablemente, el funcionamiento de mi cámara de fotos decidió no acompañarme, así que espero poder transmitir en mis palabras más valor que el de 100 imágenes.
El recital se dividió en 2 partes de una hora y media cada una. En la primera parte Domingo cantó un repertorio más operístico y en la segunda uno más popular, lo que permitió —y en algunos pasajes hasta él lo solicitó— que los espectadores los acompañáramos con el canto. Cabe mencionar que en esta primera parte hubo algunos problemas de sonido, con los parlantes sufriendo "explosiones" de estática en algunos momentos y también problemas en las pantallas que parecían tomar turnos para apagarse. Pero fueron arreglados en pocos minutos. Ya casi al final se produjo una pausa involuntaria debido al paso de una ambulancia con su sirena encendida que como dijo Plácido: «Vamos a esperar que pase la ambulancia, porque el ruido nos molesta a todos».
En el escenario además de Plácido Domingo, estaba el Coro y la Orquesta Estable y la Filarmónica del Teatro Colón, la soprano Virginia Tola con un hermoso vestido strapless en color rojo y el maestro estadounidense Eugene Kohn, además de músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional y del Teatro Argentino de La Plata.
El recital comenzó con el coro interpretando el "Coro de Gitanas y Matadores" de La Traviata y después Domingo abrió con "O Souverian" una aria lenta de la opera "El Cid" de Jules Massenet, siguió con "La Valquiria" de Richard Wagner y después interpretó junto con Tola una aria de "Andrea Chenier" del italiano Umberto Giordano, para pasar a "Simón Boccanegra" de Giuseppe Verdi y en el final de la primera parte, se sacó el gusto de dirigir a la orquesta en la obertura de "La Forza del Destino" del mismo compositor.
Después de esa hora y media de lirismo al aire libre, hubo un intervalo de unos 15 minutos y dio comienzo a la segunda parte, con canciones más populares, mayor participación del público y un Plácido Domingo mucho más relajado aunque sin perder el profesionalismo que pudo mostrar con la potencia espléndida de su voz. En esta segunda parte se produjo la metedura de pata del locutor al decir que el recital se había realizado debido al esfuerzo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de manera instantánea se produjo una estruendosa silbatina seguida de risas.
Interpretó a dúo con Virginia Tola el segundo acto de "Rigoletto" otra vez de Verdi y volvió a pararse frente a la orquesta para dirigir la famosísima "Marcha Triunfal" de Aida.
Después comenzó con "Canción de la paloma" de la zarzuela "El barberillo de Lavapiés", junto con Tola vestida con mantón y peinetón, un repertorio de canciones populares que incluyó "No Puede Ser" de "La Tabernera del Puerto" de Pablo Sorozábal y una canción mejicana llamada "Júrame" de Maria Greever.
Luego Tola interpretó el bolero "Contigo a la Distancia" y el tenor hizo lo propio con "Bésame Mucho" de Consuelo Velazquez.
De la zarzuela al bolero y de los boleros al final con tangos. Para eso se sumó un cuarteto de bandoneones que lo acompañó primero con "Volver", después Virginia Tola cantó "A Media Luz" de Cadícamo, a dúo hicieron "Mi Buenos Aires Querido" y al final "El día que me quieras" de nuevo de la dupla Gardel y Lepera.
El bis fue con la clásica "Granada" de Agustín Lara y la presentación de sus dos pequeños nietos.
Durante el camino de vuelta hasta la estación de trenes de Retiro, puedo afirmar que todos sentimos que habíamos presenciado un espectáculo histórico y estábamos emocionados, agradecidos y satisfechos... a pesar del dolor de rodillas por permanecer más de 4hs parada. La entrega, generosidad, sentido del humor, calidad y potencia de voz, cordialidad, humildad, respeto, simpatía y energía que fluyó del escenario fue inolvidable.
¡Gracias Placido Domingo! Que se repita.
viernes, 25 de marzo de 2011
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