Estuve un tiempo sin mi computadora y usando una prestada...
Aparte de extrañar mi teclado ergonómico y mi monitor de 17" lo que más extrañé fueron mis notas. No me refiero a los papelitos de colores con recordatorios, sino a mis textos, mis manuscritos, mis poemas, mis 'ensayos' si es que algún literato considera que mis observaciones pueden llegar a serlo. Extrañé mi información.
Se dice que el siglo XXI es el siglo de la información, que el valor más importante además de los recursos naturales que escasean es la información que cada uno de nosotros posee o puede generar. En la primera década de este siglo todos fuimos testigos de como se llegaron a inventar falsas informaciones para permitir que un estado derrocara a un gobierno extranjero (¿Dónde están las armas de destrucción masiva que almacenaba Saddam?), vimos a medios de comunicación pública inventando noticias para conseguir mayor audiencia y hemos conocido algunos excesos que se han cometido para conseguir información "en la guerra anti-terrorista".
En estos primeros 10 años del siglo de la información ya experimentamos que está permitido el "vale todo" con tal de conseguir información. Información que yo tengo y otro puede querer o necesitar...
Igualmente no tengo información clasificada de ninguna célula inactiva esperando para atacar, lo aclaro antes de que me caiga un escuadrón en mi casa y me lleven por la fuerza hasta algún 'centro de detención'.
Se habla de que el siglo XXI es el siglo de la comunicación, que internet mediante nos permite conectarnos con cualquier persona al instante desde cualquier punto del planeta, y saber cómo está vestida o 'qué está pensando ahora'. Podemos saber información de esa persona con solo Googlear su nombre o buscarlo en una red social, lo que puede abrir muchísimas puertas o cerrar enormes oportunidades... sin contar con los peligros que eso puede generarnos. ¿Qué es más peligroso? ¿Qué alguien sepa mi dirección de correo electrónico (que todos nos preocupamos por asegurarla con contraseñas sofisticadas) o que voluntariamente le cuente al mundo que creo que ninguna religión es ejemplo de moral o ética? Y realmente lo creo - otra historia 'discursiva' relacionada con la masividad y el individualismo.
En estos primeros 10 años del siglo los gurues nos han enseñado sobre la Web 2.0 lo que nos hace no solo testigos de la información, sino creadores de ella. Gracias a esta nueva participación social hemos adquirido un nuevo escalafón: somos usuarios. Podemos escalar la teoría del Caos - ¿recuerdan? esa que dice que "el aleteo de una mariposa en San Francisco puede provocar un terremoto en Hong-Kong" - y hacerla realidad hasta niveles insospechados... ¿O acaso el marketing Viral no es eso?
Este valor alcanzado por la información, no sería tal si todos tuvieramos la misma capacidad de generar informaciones. Si todos accedieramos a una única fuente de información, esta se volvería masiva y nadie sabría nada diferente... no sería necesario torturar a un enemigo en nombre de la "seguridad nacional" como tampoco necesitaríamos contraseñas para acceder a nuestros perfiles en una red social. Todos estaríamos informados en forma homogenea, todos accederíamos a los mismos conocimientos, pero ¿todos procesaríamos esa información igual? No lo creo.
Ese es el poder de la información. No es la información en si misma, sino como nuestra individualidad puede transformar esa información en un bien que nos diferencia unos de otros.
Y me di cuenta que eso es lo que extraño... MI información. Esos textos, manuscritos, poemas que solo yo puedo crear con la información que absorbo de la realidad tamizada a través de mis experiencias o vivencias.
Y esta reflexión me hizo pensar que no existe ninguna Ley de Medios que nos pueda obligar a dejar de usar el criterio o a olvidarnos de pensar por nosotros mismos.
Esa volatilidad con que se intenta dividir las opiniones con enfrentamientos no significa que estemos obligados a solo escuchar una campana ni a tener que salomonizar entre absolutismos.
Periodismo es un ejercicio de sentido común y la pluralidad no entiende de censura... sin importar quien la ejerce si la "Televisión Pública" o "el monopolio".
Espero que eso no suceda... ni pronto ni nunca. Y me encantaría que tampoco estuviese sucediendo ahora en otros lugares del mundo (soy una soñadora estilo Lennon). Espero que seamos responsables por el nuevo rol de 'usuarios', 'Twitteros' o 'bloggers', por el nuevo estatus de 'informadores' que este siglo de la comunicación instantánea nos ha dado, y que sepamos defender esa libertad sin que signifique "todo está permitido" con tal de mantener una pluralidad de información.
Finalmente, a nivel más personal me encantaría poder transformar este talento individual mio, que nadie puede reemplazar ni hacer en mi nombre, en una fuente de ingresos... (como también creo en la ley de atracción, espero que esto se note en este relato y me atraiga esa oportunidad).
viernes, 18 de junio de 2010
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